martes, 14 de diciembre de 2010

Yo para ser feliz...

... quiero un camión.

Que decía Loquillo, aquel ex-jugador de basket amigo de Epi y Sibilio al que le dió por el rock callejero; siguiendo la lógica vehiculera, si el tamaño del flequillo es proporcional al tamaño del vehículo, Loquillo igual a camión, ergo el cantante de REM igual a patinete.
Si tienes un camión, eres el amo de la carretera: puedes pillar las isletas en línea recta, ya que los vehículos de menor tamaño reducirán gentil y voluntariamente de 100 a 0 kmh para verte pasar con porte orgulloso ante sus estupefactas pase-a-cambiar-sus-pastillas-de-freno, a velocidad abuelodomingueril. Puedes tatuarte mensajes como “Camarón está vivo” o “Familia” en antebrazos y/o pecho, e incluso puedes colgar pósters de concursantes de Gran Hermano que han posado en Interviú (sin cobrar un duro!, por supuesto, el mero hecho de mostrar sus encantos al populacho ya justifica el despelote...), etc.

Le pediré uno al abuelete Claus, a ver si con suerte me lo trae con llamas en las puertas y chimeneas de esas a los lados, rollo Optimus Prime.