jueves, 14 de octubre de 2010

Paella a 2 euros

No podíamos creerlo... Paella a 2 euros??

¿Qué clase de broma cruel es ésta? ¡¡Son las 13:30 horas!! Mi estómago acaba de dar un giro de 360º que ríete tú del Cirque du Soleil (otro día abordaremos ese mágico mundo...).
¿Por qué no os limitáis a colgarme de los testículos mientras una panda de orcos borrachos juegan al Wii Piñata 2K11 con mi indefenso (y escultural) torso cap-per-avall? ¡Por el amor de Dios, hasta Hitler te mandaba a la ducha! Morías gaseado, pero limpito... A propósito de ello, mi madre siempre dice: "Lleva calcetines y calzoncillos limpios a diario, por si te mareas por la calle y..."; es lo que tiene, ven a un tío caerse en mitad de la acera, y lo primero que hacen es dejarte en pelotas a ver si te has cambiado los calzoncillos. Coño, una manera muy alentadora de afrontar la jornada...
¡2 euros! Ferran Adrià se revolvería en su tumba si no fuese porque el muy cabrón aún no está muerto.

Sin embargo, inducido por el ansia de curiosidad gastronómica, así como por la euforia hooliganera de mis compañeros laborales, heme allí, rodeado de individuos de dudosa intención de voto e higiene (y no por ese orden), dispuesto a autopatear mi sistema digestivo para confirmar mi hombría ante mis colegas.
Nada más lejos de la realidad.

Tras saborear el primer bocado, todo aquello por lo que había renegado cambió en un instante. Había valido la pena, nunca un plato valió tanto su peso (literal) en euros. Las camareras, valkyrias de generosos pechos, labios carnosos (todos), y vocabulario tan limitado como su escote, nos saciaban con bebidas y manjares "sorpresa" (by Anfreu) infinitos. Cervezas, Coca-Colas y Nesteas copaban las mesas, platos de paella y fideuá iban y venían sin fin, qué festival!

Y todo por 2 euros. Lo malo es... ¿hasta cuándo durará esta fortuna? ¿Seremos castigados algún día por el exceso de moldes mejilloneros? Y ese all-i-oli de dos colores, ¿lo fabrica Nocilla? ¿Por qué si somos 8 personas sólo ponen una servilleta? ¿Qué tipo de favor sexual habrá tenido que realizar A.G. para que a él le pongan una llesca de pan de pagés? Y, más inquietante aún, ¿se lo habrá hecho a la madre o a la hija? ¿A qué hija? ¿Melones? ¿Manos XXL? ¿Todo en ese bar es grande? Si todo es tan grande, ¿por qué los precios son tan pequeños? ¿Para tocar los cojones?

Los martes y jueves, en el corazón de Rubí.

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