Y seguimos con chicos sin camiseta de vigorosos pectorales y con mucho ritmo.
Afortunadamente, dispongo de varios testigos de sexo femenino (producto de una adolescencia no más normal que la de cualquier mozalbete de los 90) que pueden corroborar mi masculinidad, además de una maravillosa esposa y dos hijos varones; de no ser así, cualquiera podría pensar que este blog ha sido diseñado por un asiduo a las saunas turcas y las pelis de romanos.
Espero que vuestros lagrimales fluyan del mismo modo en que lo hacían los míos, a los pocos segundos de empezar esta pequeña joya con banda sonora de botellón.
Todo un flechazo. A ver si al final...
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