jueves, 21 de octubre de 2010

Pròxima estació: SANTA EUL·LÀLIA

Un día, al salir de "El Corte Inglés" de Plaza Cataluña, me metí por una boca de una estación de metro (de la que no daré el nombre para mantener la intriga de la historia... ¡soy el puto amo; Agatha Christie a mi lado, una redactora del "Sálvame"!), y llegué al pasillo.
¿Por qué coño son tan largos los pasillos subterráneos del metro? Frodo en su puta vida había atravesado una gruta tan larga, ¡ni las minas de Moria! Tú pones a la Comunidad del Anillo a hacer un transbordo Cataluña-Urquinaona, y le dan mucho por culo al Anillo, a Sauron, a la Comarca y al niño del Ventolín de "Los Goonies" que se comió a Gordi, al chulito, al chino de los inventitos, a la abuela mafiosa y medio barco pirata, porque si no, ¿de qué iba a estar tan gordo, el notas?
Durex Play, eso sí es un anillo de poder...

Con cierta dificultad, conseguí llegar al andén ("Y entonces" en inglés), para encontrar al más feroz de los adversarios: el yonki con la bolsa blanca del súper.
Escurridizo, tenaz, sigiloso como el viento, cansino como la madre que lo parió... "¿Me puedes dejar un euro para el billete de la RENFE? Es que tengo que ir a Manresa."
¿Qué me estás contando? ¿Por qué todos los yonkis viven en Manresa? ¿Y por qué ninguno habla catalán? Si encuentras a un yonki y lo enharinas, ¿sería el nuevo "Gramito de Nieve"?

Mientras lo pienso, voy a cultivar mi intelecto viendo "Callejeros".

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